[Review] Princess Peach: Showtime!

El universo de Mario siempre ha sido un terreno fértil para la exploración de nuevas ideas y conceptos, con distintas variaciones del fontanero y su hermano a través de todas las situaciones que se nos puedan ocurrir, con un solo objetivo principal: salvar al reino, o principalmente a su princesa Peach. En este contexto, cada vez que Nintendo se aventura a moverse un poco de esa dirección, le ha ido extremadamente bien, o completamente lo contrario. Es por eso que había un dejo amargo con lo que podía resultar de la nueva entrega de la princesa en Princess Peach: Showtime!, o al menos eso era lo que me dejó a mí cuando se presentó.

Tras aproximadamente 10 horas de juego, explorando cada rincón del majestuoso teatro Esplendor y participando en las emocionantes obras que este ofrece, puedo decir con certeza qué “Princess Peach: Showtime!” superó todas mis expectativas iniciales. Lo que comenzó como una leve aprensión se transformó en pura satisfacción desde el primer acto de esta encantadora historia.

En esta aventura, Peach junto a sus pequeños hongos amigos se dirigen a un gran espectáculo a darse en el majestuoso teatro Esplendor, para descubrir (como suele pasar) que todo era una trampa y quien está detrás de esto es la hechicera malvada Grape (gracioso que “Grape” sea “uva” y “Peach” es “durazno” ¿no?). Nuestro nefasto enemigo captura a todos los “Esplendi”, los protagonistas de las obras que el teatro tiene, y a varios Bambalinos, aquellos que ayudan detrás del telón. Aquí es donde hace aparición Lucy, una pequeña estrella parlanchina que nos cuenta sobre el Esplendor, la fuerza mágica que nos dará poder durante nuestros actos.

El diseño del teatro Esplendor, dividido en diferentes pisos, recuerda a la icónica mansión de Luigi, donde cada piso está repleto de desafíos y secretos por descubrir. En cada uno de ellos tendremos 4 obras y un “grand finale” que consistirá en una pelea contra un jefe secuaz de Grape. Cada obra se dividirá en actos que estarán distribuídos en estos pisos, siendo que por cada uno de ellos tendremos 2 actos principales y uno final, el cuál no describiré para no arruinar la experiencia. Para el tipo de videojuego que es Princess Peach: Showtime, un pseudo spin-off, la duración del título es muy destacable.

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La incógnita que nos queda explicar es cómo haremos para derrotar a los enemigos. Peach irá recorriendo las diferentes obras del teatro, para resolver la situación de cada una de ellas, en principio a través del Esplendor, dándoles “ánimos” a los Bambalinos que encontremos (para que nos ayuden a mover piedras, pelear con enemigos, y otras cosas), para luego impersonar al protagonista de dicho acto. Cuando Peach llega a cierta instancia de la obra, obtiene la capacidad de “transformarse” en este protagonista. Aquí tendremos para todos los colores y sabores: desde una fugaz ninja hasta una vaquera intrépida; una maestra del kung fu o inclusive una pastelera.

La grandeza de este título no está en lo intrínseca de la trama, ni la jugabilidad absurdamente difícil (de hecho el título es bastante fácil), sino en la diversidad de su contenido. Cada obra, y cada Esplendi que Peach absorbe su esencia y termina personificando, tiene características completamente diferentes. Cuando somos la Espadachina, tendremos ataques con nuestro Florete y las obras que haremos tienden a la acción, aventura con luchas y destrozar cuanto elemento tengamos enfrente. En cambio, al personificar al Esplendi detective, nada de esto sucederá, convirtiendo el juego en una búsqueda de pistas que nos llevarán a develar los casos y atrapar a los ladrones (enemigos). Cada una de las obras contiene constantemente referencias al detrás de escena, tras bambalinas, para que nunca perdamos de vista que todo lo que sucede, al fin de cuentas, es un espectáculo teatral.

La aventura de Princess Peach: Showtime! está perfectamente balanceada por todos lados. Una dificultad baja, una calidad técnica impecable y un acompañamiento musical exquisito. Incluso las luchas contra los jefes no son milimétricas, brindando la posibilidad de que hasta los más peques puedan disfrutar sin sentir la frustración de perder algunas vidas.

Cada obra que juguemos tendrá Esplendoritas dispersas en el nivel. Estos serán una especie de fragmentos del poder del Esplendor que Lucy nos brinda a lo largo de todo el desarrollo. Estas Esplendoritas se obtendrán realizando acciones adicionales y algunas obligatorias, como salvar a ciertos Bambalinos o completar una secuencia de disparos en una escena de acción. Las Esplendoritas serán el combustible para que Lucy pueda ayudarnos con los jefes, y una vez finalizada la historia principal tendrán otra utilidad adicional.

Para los fanáticos y adictos a completar todo al 100%, en Princess Peach: Showtime! tendremos una tienda de vestidos desbloqueables para Peach y Lucy, que se podrán comprar por monedas del juego (obtenidas en cada obra), y algunos desafíos por tiempo o destreza basados en ciertas personificaciones de la princesa. Si bien no parece ser un juego diseñado para repetir múltiples veces un nivel, está bien balanceado el hecho de que una única pasada no siempre será suficiente para buscar los secretos.

Toda la experiencia al jugar un título como este de Nintendo es enriquecedora. Nos demuestra que con una jugabilidad básica pero reinventada a cada minuto que tomamos el control de nuestra princesa favorita, lograremos estar pendientes de una trama sin muchas complicaciones pero alegrías. Estar jugando un título de la franquicia de Mario (y ahora de Peach), es querer pasar un buen momento sin estrés y disfrutando de personajes que no hablan pero se sienten completamente vivos gracias a sus expresiones.

Princess Peach: Showtime! no es más ni menos uno de los títulos que menos esperaba estar jugando este año, pero debo agradecer a Nintendo por haberme dado la oportunidad de hacerlo. Un título especial, colorido, ambicioso y lleno de momentos cinematográficos. Hace tiempo no deseaba hacer capturas de pantalla a tantas escenas de un juego, porque no paraba de sorprenderme lo que veía.