Uno de los mayores logros de los video juegos modernos es que no solo deben depender de buena jugabilidad para transmitir una buena experiencia, sino que, pueden centrarse en un apartado narrativo logrando llevar al jugador a lugares que tal vez de otra manera no lo hubieran logrado
Abzu es un ejemplo de esto, ya que es una experiencia más que un juego, no tenemos barra de vida, no necesitamos resolver complicadas situaciones, ni encontrarnos con jefes monumentales, sino que Giant Squid (desarrolladores de este juego) prefiere que nuestro tiempo en las profundidades del océano sean un viaje, un recorrido, una experiencia.
En este caso nos ponemos en lugar de un personaje anónimo que no cuenta con un motivo aparente de porque esta realizando este recorrido sino que solo recibimos indicios mientras recorremos este mundo subacuático en lo que parece un simple paseo pero cuenta con algunas vueltas de tuerca.
La comparación más simple que se realiza es que Abzu es un Journey debajo del agua y aunque esto puede ser acertado desde el punto de vista narrativo una de las principales diferencia que cuentan los dos universos son la vida que lo rodea, así como en Journey es un ambiente desértico en su mayoría en el que rara vez tenemos contacto con otro ser vivo, el mundo acuático de Abzu rebalsa de colores y decenas de especies marinas, desde delfines a tiburones todo lo que nos rodea es un asalto a los sentidos que logra hacernos sentir ahí, los ambientes iniciales que recorremos cuentan con una gran variedad de animales que podes apreciar y hasta usar como medio de recorrido, podemos tomar un delfín o un tiburón y nadar por la zona disfrutando el paisaje, y esto combinado con el sonido de nuestro al rededores logran que sintamos que esos ambientes son un ecosistema floreciente y funcional.
Lo que a muchos puede apartar de la experiencia es la falta de interacción con la que contamos nosotros como jugadores, ya que nuestra manera de interactuar con contados objetos en el ambiente es una pequeña onda sonora con la que juntamos algunos ítems o abrimos algunas puertas mientras nadamos o caminamos por unos cortos trayectos y aunque el viaje mismo puede justificar el juego esto puede ser tomado como un negativo.
En el transcurso de nuestro viaje podemos ver una serie de jeroglíficos que nos dan un poco de contexto en la vaga historia del juego que como suele suceder en esta clase de narrativa deja en nuestras manos unir los cabos sobre lo que creemos que sucede y aunque nuestro protagonista hace amistad con unos cuantos seres marinos mas de una vez nos sentimos como un huésped en las profundidades y a pesar que nuestro viaje trae consecuencias a los avitantes somos una ayuda para los que viven allí que una parte de este ambiente.
Asi como propongo que se relajen y se aventuren a este lugar el mismo juego se toma todo con calma asi es como contamos con lugares especificos donde el protagonista medita y la camara nos permite ver las diferentes especies que hay en ese escenario brindandonos su nombre, una lastima que no cuente con una galeria para luego poder ver estos animales junto con otros detalles de la misma, pero supongo que iria en contra del contexto minimalista que tratan de ofrecer
Abzu es una de esas experiencias que valen la pena disfrutar, como un buen momento de relax donde nos aventuramos a lugares extraños y desconocidos, pero sentirnos tan alienados y con tan poca influencia en este lugar nos hace sentir como unos turistas, aun así es un hermoso lugar para visitar y en su breve duración (unas dos horas aproximadamente) haremos contacto con estos seres de una manera que nos muchos otros juegos intentan hacerlo.