La semana pasada tuvimos la oportunidad de probar uno de los títulos que se acerca para Xbox One y Windows en este 2018 de la mano de Rare: Sea of Thieves. Bautizado por nuestro equipo como “Mar de Chorros” o “Mar de Rochos” (con cariño), nos embarcamos en una aventura de tesoros, arena, barquitos y tiburones. Juntando al tridente del poder, Bocha, Andres y quien escribe nos pusimos al mando del timón, las velas y los cañones de nuestro pequeño galeón para saquear tesoros y luchar contra otros piratas.
Los 3 factores importantes
Creo que si debiera nombrar tres particularidades que se destacan de este título, así se encuentre en una etapa de Beta, serían: el agua, el cielo, y el gameplay.
Un mar de emociones
Cuando hace dos o tres episodios atrás en Restart veiamos el trailer de este juego, por primera vez en mucho tiempo todos coincidimos en algo positivo sobre un juego de las plataformas de Microsoft. El hecho de que el título sea de piratas, algo bastante interesante teniendo en cuenta el actual despacho de zombies que son los videojuegos, propicia que la ambientación sea un factor más que importante para la jugabilidad, como lo es el océano aquí.
El detalle con el que fue trabajado es realmente sorprendente y representa un estándar al que varias compañias deberían apuntar. Los tintes de color que posee el mar son magníficos, notando una clara diferencia entre el fondo y las playas, donde el agua es mucho más clara y viva, llena de organismos. Las olas tienen un desplazamiento suave y “creíble”, y realmente afectan la trayectoria de la embarcación de alguna manera, así sea mínima. Si el premio fuera “La mejor agua de un juego”, sin dudas se lo llevaba Sea of Thieves.
La Osa Mayor te guía
Casi en paralelo a lo que es el agua, por encima de nuestras cabezas tenemos otro detalle importantisimo en este videojuego. Si bien en esta beta no hubo que utilizar la posición de las estrellas como guía (tal como se realiza en el arte de la navegación), no dudo que en un futuro, y en la versión completa del juego, se implemente. La distancia que existe entre un cielo estrellado con la luna haciendo reflejo sobre el mar, hasta un cálido sol que brilla entre las nubes, es inmensa.
Si bien pueden pensar “¿De qué me estás hablando Adrián? Es un cielo y punto. ¿Qué me importa si no puedo llegar hasta ahí?”, yo podría responderles que tanto les importa una buena representación del asfalto en un Forza, o la calidad del césped en un FIFA, y siempre será la misma razón: acercarnos a una experiencia total del videojuego y sumergirnos realmente en lo que sucede. Un buen juego de piratas no puede tener un cielo acartonado color negro y nada más, sino que necesita ser una viva imágen de lo que vemos nuestros ojos cuando observamos las estrellas.
¡Sí mi capitán!
Por último, pero no menos importante, es la mecánica de juego. La idea es básica, pero requiere trabajo en equipo para llevarla a cabo. Nos dan un mapa de un tesoro, nuestro barco (dependiendo el tamaño de la tripulación es el tamaño del barco) y tenemos que llegar a la isla que posee dicho tesoro para desenterrarlo y venderlo. ¿Qué complicaciones tenemos? Desde tiburones si nos pasamos nadando en el mar por diversión, hasta ataques de otros marines en sus propios barcos.
Una vez que nuestra tripulación (conformada por cada jugador de nuestro equipo) está lista, las tareas de un barco no son prender el motor y salir andando, sino una serie de pasos que consiste en levantar el ancla, desplegar las velas, cargar los cañones, verificar el mapa del tesoro y encontrar el camino. Todas las tareas, si bien pueden realizarlas un solo tripulante, es conveniente que sean distribuidas para que sean efectuadas de la manera más rápida. Por ejemplo, en nuestro caso, Bocha se encargaba de los cañones, Andrés del timón y yo de las velas.
Recorrimos todo el camino marcado en nuestro mapa hasta encontrar el primer tesoro. Sin conocimiento en un comienzo de qué teníamos que hacer, caímos en una isla solitaria donde nos atacaron esqueletos y nos saquearon el barco otros jugadores. Al dejar nuestro barco, fuimos atacados por tiburones que estaban al acecho en las cercanías a la costa, y sin embargo, armados de nuestras únicas 3 armas (un pistolon, un rifle de francotirador y una espada) logramos contrarrestar cualquier ataque. Aprendimos también que no está bueno chocar nuestro barco o entablar batallas contra otros piratas porque el casco se daña y, como suena lógico, se nos filtra el agua (y tenemos que sacarla a baldazos afuera mientras tapamos el hoyo). Investigamos un galeón hundido en búsqueda de más tesoros y perseguimos una tormenta en medio de la noche. En fin… La pasamos muy bien.
El trabajo en equipo es crucial en el juego, y no lo hace tedioso, sino divertido. El que está al timón no puede ver el camino, por lo que necesita a alguien en el poste; el que alza las velas no puede tirar el ancla; el que vacía el bote no puede tapar la filtración.
Prefiero no contar toda la experiencia entera ya que es extensa, pero pueden verla en el video del comienzo de esta nota. Para mi sorpresa, un juego del cual poco y nada había visto, me dejó más que intrigado por su versión completa. Lo espero con ansias.