Pasadas ya unas semanas de estar disponible la nueva generación de consolas de Microsoft, Xbox Series S y Series X, nuestro equipo tuvo la oportunidad de llevar a cabo pruebas y dar a conocer el punto de vista de 3 protagonistas: dos de ellos neófitos en la cultura de Xbox (Adri y Seba), y uno ya con experiencia en generaciones pasadas (Juani). A través de esta nota vamos a recolectar las palabras de dos de ellos y sacar conclusiones conjuntas respecto a qué tan bueno o malo es el equipo, sus prestaciones, sus servicios y ¿la duración de sus pilas?.

Todos hemos basado nuestra experiencia en la mejor versión de Xbox, Series X, las cuales fueron compradas por cada uno en preventa y entregadas con demora por los vendedores. Podés acceder a la primer parte de esta nota aquí.

Características Técnicas

Como una breve introducción, dado que ya se ha hablado en varias ocasiones sobre esto, podemos repasar alguno de los detalles a nivel hardware más importantes de Xbox Series X.

  • Procesador: AMD Zen 2 personalizado con 8 núcleos @ 3,8 GHz (3,66 GHz w/ SMT)
  • Tarjeta gráfica: AMD personalizada RDNA 2 con 12 TFLOPS, 52 CUs @ 1,825 GHz
  • Memoria: 16 GB GDDR6 con 320 mb bus
  • Ancho de banda de la memoria: 10 GB @ 560 GB/s y 6 GB @ 336 GB/s
  • Almacenamiento interno: Unidad SSD NVME de 1 TB personalizada
  • Expansión de almacenamiento: 1 TB de tarjeta de expansión
  • Soporte para unidades HDD externas USB 3.2
  • Lector de discos 4K UHD Blu-Ray
  • Objetivo de rendimiento: 4K @ 60 fps, hasta 120 fps

Experiencia de Juani

Ingresé al mundo Xbox a mediados del año 2017 cuando llegó mi Xbox One S. Toda la vida fui usuario de PlayStation, algo que no cambió luego de la llegada de esa nueva consola, pero quería experimentar por mi cuenta cuáles eran los beneficios de la consola de Microsoft y qué diferencias poseía con su competidora. Principalmente, lo que más me llamó la atención eran los precios de los juegos, que al estar regionalizados era mucho más accesible para todos aquellos que vivimos en Argentina. Pude probar exclusivos de la franquicia Forza, Gears y Halo, los cuales me gustaron mucho, sobre todo la franquicia Forza.

Luego de esto, y con el anuncio de la esperada Xbox Series X, sabía que tenía que pegar el salto a la nueva generación, ya que no me parecía necesario el gasto para pasar de una One S a una One X. Distinto sucedió con la de última generación, ya que la diferencia entre una consola y otra era abismal, siendo que además sería mucho más provechoso para utilizar Game Pass, el servicio estrella de Microsoft y su caballito de batalla contra los exclusivos de Sony, por lo menos por el momento.

Aunque tuve la One S, la realidad es que no fue mucho el uso que le dí, vaya uno a saber por qué. Distinto es el caso con la Series X, a la que le estoy sacando todo el jugo posible en los pocos momentos que tengo libres (la vida adulta y llena de responsabilidades es durísima). Luego de unos desencuentros con Garbarino, donde hice la compra y quien en un primer intento de entrega me trajeron una caja con un agujero (si, un AGUJERO) en la caja, pude disfrutar cada momento del unboxing hasta iniciar la consola. La configuración se realizó de manera muy rápida gracias a la aplicación de Xbox para celulares, vinculando mi usuario y consola anterior con la nueva y haciendo el desembarco mucho más sencillo de lo que hubiese sido.

Una vez iniciada la consola, me dispuse a aprovechar aquellos títulos que están en Game Pass y que hace rato quiero jugar, como No Man’s Sky, Control y muchos más. Pero con el juego que más me sorprendí fue con Immortals Fenyx Rising, el nuevo título de Ubisoft. Es un juego de mundo abierto en el que el mapa en inmenso, y así y todo los gráficos se veían de forma impresionante y los tiempos de carga eran un chiste. Al pasar de las Cámaras del Tártaro (similares a los Santuarios en The Legend of Zelda: Breath of the Wild) al mapa principal, el juego tardaba de 3 a 5 segundos para cargar TODO, siendo algo sorprendente al tratarse de un mundo abierto. Me podrán decir que no es tan detallista como otros juegos, pero la realidad es que hay que cargar todo un mundo entero en menos de 5 segundos, algo que no es sencillo de hacer.

La velocidad de descarga no fue problema en ningún momento, ya que puse a descargar unos 10 títulos y aunque no recuerdo exactamente cuánto fue el tiempo que tardaron en bajarse, el No Man’s Sky (juego con el que inicié mi experiencia Xbox Series X) habrá tardado poco menos de una hora. Para aclarar, estaba conectado a la red 5.8 y mi conexión es de 100 MB, por lo que no tuve problema en ese aspecto.

El Quick Resume es junto con Game Pass uno de los puntos altos de Xbox Series X, ya que la posibilidad de pasar de un juego a otro en segundos es algo para agradecer. Para que se den una idea, pasaba de matar monstruos en Immortals Fenyx Rising, a jugar una partida rápida en Fortnite para luego terminar recorriendo mundos en cuestión de segundos. Igualmente, habrá que ver cuánto será el uso que realmente le darán los usuarios a esta funcionalidad, sobre todo aquellos que juegan online debido a que al pasar de Immortals a Fortnite, para dar un ejemplo, debía volver a esperar la conexión con los servidores ya que no queda conectado de forma constante.

Como conclusión, es claro que Xbox Series X (o la Series S, dependiendo lo que cada uno quiera) es todo lo que se prometió y más. Tengo que destacar los nulos errores que tuvo la consola hasta el momento, ya que ningún juego se cerró de forma súbita por razones extrañas, la conexión a internet funciona perfectamente y no hubo problemas con de recalentamiento. El apartado gráfico de los juegos tiene un salto exponencial en relación a mi anterior Xbox One S, algo que era de esperarse pero que aún así no deja de sorprender. Lo único negativo (y a lo que nunca me pude acostumbrar) es la interfase de la consola, ya que no me parece de lo más amigable para el usuario. Aunque no es complicado, algunos detalles tanto en la estética de la interfaz como en las opciones podría mejorar notablemente esto.