Plataformas: Xbox One | PS4 | PC |
Género: FPS | Acción | Aventura |
Desarrollador: 4A Games |
Editor: Deep Silver |
Lanzamiento: 15 de febrero de 2019 (PS4, Xbox One y PC) |
Precio: Xbox One $ 599.99 | PS4 U$S 59.99 | PC (Epic Games) U$S 29.99 |
Idioma: Voces y Textos en Inglés | Español | Francés | Alemán | Ruso | Italiano |
La espera fue larga para muchos, sobre todo para aquellos seguidores de la franquicia que esperaban un cierre o, mínimamente, algunas respuestas a muchos interrogantes que la saga Metro dejó a lo largo de su historia. Por suerte, esa espera ya terminó y por fin pudimos ver qué nos tienen preparados los amigos de 4A Games que, junto al apoyo de Deep Silver, lanzaron Metro Exodus, el juego más ambicioso de la saga hasta la fecha.
Pero antes de hablar del título en sí, lo mejor es dar un poco de perspectiva a todos aquellos que se interesan por primera vez en un juego de Metro. La saga está basada en las obras literarias de Dmitry Glukhovsky donde el mundo, afectado por una guerra nuclear, no es el que conocemos sino que debido a la radiación a la que se encuentra sumida la superficie los sobrevivientes debieron refugiarse en las estaciones y vías del Metro de Moscú. Aunque la radiación no es el único riesgo, ya que esta fue la razón por la cual la vida que se encontraba en la superficie mutara de formas inimaginables y que suponen un serio peligro para cualquiera que intente siquiera asomarse. Al ser un marco interesante, los distintos desarrolladores tuvieron la intención de plasmar este estilo de “vida” en la saga Metro, la cual fue lanzada para la anterior generación de consolas y PC: Metro 2033 y Metro Last Light, remasterizados para la actual generación gracias a Metro Redux (recomendado para todos aquellos que les guste un buen FPS con una gran historia).
Así es como llegamos a Metro Exodus, título que nos sitúa en el año 2036, poco tiempo después de los sucesos de Metro Last Light y donde nos ponemos en la piel de Artyom, quien está absolutamente convencido que hay vida más allá de las paredes del Metro, aunque nadie parece creerle. Me van a tener que disculpar pero voy a hacer un pequeño spoiler que, para todos aquellos que hayan visto cualquiera de los vídeos promocionales de Metro Exodus, a esta altura debería ser hasta obvio: nuestro protagonista abandona el Metro y se embarca en un viaje hacia el este. Ampliando un poco dicho spoiler, en una de sus expediciones Artyom, junto con su mujer Anna, descubren un tren que circulaba sobre la superficie, algo que parecía impensado para todos. Aquí comienzan una serie de sucesos en los que, revelándose muchas verdades ocultas mediante, termina con Artyom, Anna y algunos de los Espartanos (la fuerza de élite del Metro) sobre este tren al que bautizan Aurora con la intención de ir hacia el este buscando una vida mejor.
Un punto que se destaca es la evolución que veremos en los personajes que nos acompañarán. Todos ellos nos contarán sus sueños, miedos, ilusiones, todo aquello que identifica a una persona, cada uno con sus rasgos distintivos. Desde obsesivos por el orden y las armas hasta uno que llega a parecer un filósofo post-apocalítico. Artyom será el responsable de ver que ellos lleguen a buen puerto al finalizar nuestra aventura, ya que nuestras decisiones pueden afectar el futuro de estos personajes.
Es sencillo para muchas compañías continuar con una fórmula que saben que funciona, ya que en caso de aventurarse a intentar aplicar nuevos enfoques (ya sea a la historia o a la jugabilidad) prefieren quedarse en su zona de confort a correr el riesgo de que esas modificaciones no sean aceptadas. Por suerte, 4A Games y Deep Silver dieron un salto de fé y modificaron lo que vimos en las entregas anteriores, donde la acción era sobre todo dentro del Metro o en algunos puntos específicos de la superficie, optando por un mundo semi-abierto, donde abundan los peligros y donde la “seguridad” de los angostos pasillos del Metro son dejados atrás. Esto puede llegar a ser algo que los seguidores más veteranos de la saga pueden no aceptar, aunque vale la pena que se le dé una oportunidad, ya que la sensación de “claustrofobia” de anteriores entregas muta a un ambiente en el que siempre estamos acechados por el peligro y donde los recursos para hacerles frente escasean.
Igualmente, no vamos a encontrarnos dentro de un mapa enorme de una Rusia post-apocalítica, sino que en nuestro periplo a bordo del Aurora deberemos detenernos en distintas locaciones que tendrán un espacio limitado aunque considerablemente grande. Allí, además de las misiones principales, deberemos cumplir con misiones secundarias y encargos como la búsqueda de una guitarra en un puesto de bandidos o rescatar un oso de peluche de las garras de los mutantes mientras prestamos atención al paso de las horas, ya que durante la noche es cuando el peligro puede llegar a ser mayor.
La misión principal será marcada en nuestro mapa, el que no estará activo de forma permanente sino que deberemos sacarlo cada vez que queramos saber en qué parte del mapa estamos y, si nos perdemos u olvidamos qué es lo que tenemos que hacer, teniendo de forma escrita en su parte trasera cuál es nuestra misión principal. La navegación por estos mapas mejora cuando encontramos la brújula, que nos guiará hacia nuestro objetivo principal haciéndonos las cosas un poco más sencillas, sobre todo cuando decidimos hacer caso omiso a las órdenes del General Miller y aventurarnos a donde nos guíe nuestro instinto.
El HUD es casi nulo, lo que logra una experiencia de inmersión en el título destacable. Nuestra visión estará modificada dependiendo de la zona donde nos encontremos, ya que habrá lugares donde deberemos equiparnos con nuestra máscara de gas para evitar quedar inconscientes, aunque deberemos tener cuidado: en cualquier ataque puede rajarse y hasta romperse el visor, lo que nos obligará a emparcharlo hasta poder repararlo en alguna de las mesas de trabajo que encontraremos en distintos puntos del mapa o dentro de la misma Aurora, aunque el riesgo de que se termine de romper de forma total aumentará en cada golpe.
El ícono del arma que tenemos equipada se verá únicamente si apuntamos o recargamos, pero luego de eso únicamente veremos el ambiente que nos rodea. No hay minimapa, no hay barra de vida ni escudo… Solamente nuestra arma y los brazos de Artyom, donde estará nuestro reloj, que nos indicará la hora del día en la que nos encontramos o el tiempo que le queda al filtro de nuestra máscara para que sea cambiado, y la luz que nos indica cuán visible somos para nuestros enemigos, elementos que se encuentran presentes en anteriores entregas.
El paso del tiempo es otro factor clave del juego, ya que al ser dinámico puede suceder que al iniciar una misión estemos en plena luz del día pero terminemos encontrándonos a la intemperie durante una noche lluviosa o con una luna impactante, mientras los bandidos duermen pero los monstruos y mutantes, así como algunas anomalías, son peligros que no deben ser tomados a la ligera. Generalmente, donde encontramos una mesa de trabajo también estará disponible una cama en la que podremos descansar, curarnos y esperar a que pase el día o llegue la noche, dependiendo de nuestra forma de jugar, para cumplir con la misión que tengamos activa.
En cuanto a las armas que tendremos a disposición, todas pueden ser modificadas dependiendo los accesorios que vayamos encontrando en los distintos mapas que visitemos. Aunque las modificaciones mayores deberán ser realizadas en una mesa de trabajo, podremos hacer algunas pequeñas gracias a nuestra mochila que estará equipada con las herramientas necesarias para llevar a cabo esas modificaciones así como la creación de botiquines, filtros para la máscara de gas y munición (absolutamente necesarios), cuchillos arrojadizos y más. Además, será esencial mantener limpias nuestras armas si no queremos que se traben en el medio de un enfrentamiento contra algún enemigo, lo cual pagaremos muy caro si no somos cuidadosos.
Metro Exodus es un FPS, pero no por ello deja de lado la posibilidad de afrontar nuestros problemas con sigilo. Estará en cada uno decidir si atacamos una base enemiga en plena luz del día donde los monstruos son menos frecuentes pero existen más posibilidades que seamos vistos, o durante la noche donde podremos pasar más desapercibidos pero aumentarán las anomalías. Al escasear los recursos que deberemos utilizar para limpiar nuestras armas, fabricar munición o mantenernos con vida, muchas veces primará la opción de correr para vivir otro día debido a que nos encontramos rodeados de bestias a las que no podremos hacer frente. Esto, además, es lo que diferencia a Metro Exodus de otros FPS, ya que no podremos hacernos paso únicamente disparando, sino que deberemos usar nuestro ingenio y cada ventaja que tengamos a disposición para lograr nuestro objetivo.
Gráficamente, Metro Exodus es una maravilla, aunque tiene sus puntos débiles, sobre todo en las expresiones faciales de los personajes que nos acompañan a lo largo de la historia, que contrastan con los detallados y estéticamente cuidados paisajes donde cada una de las locaciones que visitamos están detallados de una forma magnífica. Pasaremos por todas las estaciones del año, visitando lugares donde la desolación y la guerra son la expresión de un mundo totalmente devastado, así como paisajes donde la flora estará presente en su máxima expresión. Hay que destacar el enfoque dado a la visión que tenemos en la piel de Artyom, ya que si tenemos la máscara de gas puesta, deberemos limpiarla en caso que la lluvia, la nieve u otros factores que disminuyan nuestra visión se hagan presentes, impidiendo así que sea un problema al jugar, sucediendo lo mismo si el visor se raja o rompe.
Los efectos de sonido para destacar, ya que ayudan a generar ese ambiente de soledad y tensión constante en la que cualquier ruido puede ser de algún peligro que esté al acecho. Sobre todo de noche cuando las bestias salen de sus nidos para llevarnos a una completa paranoia durante nuestras incursiones nocturnas, los cuales se aprecian mucho más usando auriculares.
Como conclusión, podemos decir que 4A Games y Deep Silver realmente se lucieron lanzando Metro Exodus de la forma en que lo hicieron. Nos cuentan una historia profunda y a la vez nos dan la posibilidad de conocer una Rusia post-apocalíptica que fue tomada por bestias, mutantes y monstruos, así como sobrevivientes que se dividirán en distintos grupos, cada uno con su trasfondo bien remarcado. La jugabilidad, salvo algunos problemas concretos al inicio del juego, es para destacar, sobre todo los detalles a los que deberemos prestarle atención si nuestra intención es sobrevivir. El nivel de gráficos es espectacular, aunque las expresiones faciales y la sincronización de los personajes al hablar no es la mejor.
Les recomendamos que antes de embarcarse en el Aurora, primero disfruten de las entregas anteriores para conocer más sobre esta historia inmersiva, llena de sorpresas y con una profundidad destacable que nos propone Metro Exodus.