[Review] Cat Quest III

Hace no más de unos meses estuvimos navegando unas primeras horas en el mar Purribean tratando de hallar la Estrella Polar, en Cat Quest III, la aventura gatuna de Kepler Interactive. Finalmente, nos calzamos el gorro y parche, y terminamos nuestra travesía recorriendo cada uno de los mares que el título tiene para presentarnos.

Retomando un poco lo mencionado en nuestra preview, Cat Quest es una saga de videojuegos que nace en móviles, y fue desembarcando en las distintas consolas y PC. El foco o ambientación que rodea a nuestro prrrotagonista, es similar a Piratas del Caribe, hasta inclusive por las batallas en navío. Por alguna razón no muy clara al inicio, seremos encomendados por nuestro Capi (una esfera azul flotante que nos ayuda) a buscar la Estrella Polar, una reliquia que brindará el poder de conceder los deseos de quien la posea, cualquiera sea este.

Las diferencias estéticas entre lo concluído en nuestra preview, y aquí, no varían. El juego sigue teniendo un arte simplista pero colorido, con menúes quizás laxos de información, y con una falla muy particular en el nivel de personaje al entrar desde el mapa o directamente al submenú de Equipo. Al presionar uno u otro botón para ingresar, el nivel del personaje era incorrecto con lo que mostraba el HUD dentro del juego (llegué a tener nivel 123 cuando realmente estaba en 30). No hubo prácticamente ningún cambio en esto, en los últimos 2 meses.

Desde el punto de vista narrativo, hay explicaciones muy chatas sobre eventos que suceden en el juego, más allá que el título no sea una obra de arte literaria (ni pretenda serlo). Dado que la mayoría de los personajes son parodias, y el juego tiene un tono humorístico constantemente, sentir empatía con ellos, no es algo que esté en la lista de tareas a realizar. La historia no tiene giros argumentales, solo algunas referencias a hechos pasados (de las precuelas), pero sí tiene un final extraño, que nos da el puntapié para una posible secuela adicional.

La jugabilidad sigue siendo tan sencilla pero suficiente como lo fue anteriormente. Tendremos armas de mano (sables, alfanjes, garras, escudos), de fuego (pistola, mosquete, trabuco), equipamiento básico (bandanas, sombreros), collares o medallones y finalmente hechizos. A medida que nos desplazamos en el caribe, nos encontraremos enemigos (generalmente ratas) que venceremos con combos a realizar por nuestro ataque con las armas de mano, debiendo alternar con las pistolas que tienen una munición infinita pero un gran tiempo de recarga. Así mismo, contaremos con la posibilidad de asignar 4 hechizos en los espacios correspondientes a los gatillos del joystick, y que usarán acumulaciones de piedras de maná que poseemos, las cuales se recargan con la batalla. No hay mucha ciencia con esto, cada enemigo brindará como botín monedas y probablemente cristales, lo que servirá para mejorar nuestras armas en el herrero o nuestra magia en la bruja.

El factor diferente en esta aventura, es que tendremos un barco con el que poder navegar las costas, mejorar y protagonizar batallas marítimas. Este barco puede ser llamado desde los varios muelles que hay en las islas, y una vez adentro nos permitirá recorrer más rápido las aguas. Ojo, esto no quiere decir que no podamos ponernos nuestro salvavidas y nadar por todos lados, a cuesta de tardar mucho más dada la velocidad de movimiento reducida y el hecho de quedar expuestos al no poder atacar así.

El barco será un aliado más en esta aventura, tanto como el posible jugador adicional que puede entrar a participar de la aventura con nosotros. Al igual que en la segunda entrega, Cat Quest III permite sumar a un amigo que se encuentre con nosotros y luchar juntos. Esta funcionalidad, si bien no es en línea, es sumamente agradecida para quienes tenemos compañeros de juego en casa.

A medida que avanzamos con los descubrimientos del Purribean, a través de cofres o recompensas de misiones, conseguiremos mejoras para nuestro barco: mayor cantidad de munición especial, más salud o menor cadencia. A diferencia de los hechizos, que podremos equipar solo 4, desbloqueando cada espacio para ellos cada 10 niveles de personaje, con el barco tendremos 8 mejoras para aplicar, con la intención de sobrevivir lo más que podamos, dado que las batallas navales suelen ser más toscas de controlar.

El mapa no tiene que ser descubierto, siempre está disponible, pero no veremos todo si no nos bajamos de nuestro barco. Al pisar tierra en cualquiera de las islas nos vamos a encontrar con cofres escondidos, misiones secundarias absurdas pero divertidas, y castillos o cuevas a los que entrar. Una vez ingresamos a estos “dungeons”, el juego pasa a ser un 2D plataformero convencional donde, por suerte, siempre sabremos qué tantos tesoros hemos obtenido en la mazmorra y cuál es el total.

El problema llega cuando el juego no sustenta la misma dificultad y complejidad durante todo su trayecto. En líneas generales, la historia se completa en poco menos de 6 horas, teniendo que vencer obligatoriamente a 3 jefes. En el primero de ellos, notaremos que llegar hasta él, y vencerlo, tiende a ser un trabajo más arduo, que requiere hacer unos cuantos dungeons, recolectar unos objetos y pelear contra 3 sub-jefes adicionales. A partir del segundo de ellos, un pseudo Davy Jones, todo va en declive. Ni bien nos acercamos a su zona, nos dirán exactamente a donde ir para obtener lo necesario para vencerlo, y lo que antes fue 2 horas para tratar de llegar al primer jefe, aquí en 15 minutos ya estaremos en batalla contra el segundo.

La progresión del personaje, una vez nos equipamos con algunos items interesantes, escala de manera exponencial. Los primeros enfrentamientos eran muy tácticos, con esquives constantes, pero al obtener un arma eléctrica especial y armadura que aumentaba este tipo de daño, sumado a mayor cantidad de piedras de maná, era imparable. Como mencioné antes, mi peor enemigo eran las batallas en barco, pero incluso podía superarlas atacando en tierra con los rayos que lanzaba.

Por suerte, el título no pasa por la dificultad de su misión principal, sino por el contenido adicional que posee. Tendremos algunos desafíos más grandes que superar, desde derrotar a un barco que parece un pato de hule (que tiene nivel alto), hasta subir a lo más alto de la torre del infinito, una especie de Torre del Diablo (Devil May Cry 3), donde batallamos contra múltiples enemigos que debemos vencer en un tiempo determinado. Así mismo, el herrero y la maga (que son los encargados de mejorar nuestras hechicerías y armamento), nos proponen misiones de alto riesgo para construir “armas definitivas”; así como la dueña de la cantina, un lugar donde podremos recibir recompensas al aniquilar enemigos fuertes, nos solicita ayuda para vencer al demencial Kraken.

Si bien la cantidad de enemigos no es enorme, cada uno tiene ataques particulares que según cómo sea tu estilo de juego puede complicarte. Los pájaros hacen un vuelo rasante, las ratas son ágiles y los jabalíes rápidos, mientras que todos los hechiceros son muy poderosos.Generalmente los enemigos están sectorizados en el mapa, a excepción de las pi-ratas, que pueden aparecer en cualquier lugar. Como todo lo demás en el juego, no pretenden ser imposibles de vencer, sino molestar cuando nos enfrentamos a varios de ellos.

Cat Quest III es una aventura divertida, simpática y desestresante. No es un título difícil, pero tampoco está regalado. Tiene una floja trama que destaca solamente por el mensaje armónico y amoroso de la unidad, aunque es rico en contenido adicional para tener horas de descubrir secretos. Por suerte, cuenta con un modo Nuevo Juego + para incrementar un poco la dificultad, el tope de nivel, y permitir obtener todo aquello que nos faltó (son 160+ tesoros totales en el mapa, y siempre sabremos cuáles obtuvimos). Sin dudas es un juego de móviles, pero que podemos disfrutar tranquilos en casa, sin sufrir ante todo la vorágine actual de títulos hechos para sacarnos canas.