El 19 de Febrero se comunicó públicamente de un reclamo por parte del equipo Gamelanders hacia keznit, jugador de KRÜ Esports, por un supuesto episodio de racismo y discriminación en un scrim. En consecuencia de este cruce, inicialmente el equipo del Kun Agüero fue baneado de las prácticas dentro del servidor Pracc.
Tras trascender la noticia, el player señalado relató que el team contrario había dicho comentarios de uno de sus compañeros y por eso respondió, pero sin intención de sonar discriminatorio. A su vez, y lejos de calmarse el clima, por las redes sociales continúo el intercambio al comparar el coach del team brasilero, shaW, a keznit con el personaje de una película animada junto a otros comentarios de parte de dgzin, de Gamelanders. También se difundió un video donde se observan los mensajes que ambas formaciones se fueron escribiendo en el chat y la tonalidad de esa charla.
Respondiendo a la situación, desde los canales de KRÜ anunciaron que se encontraban trabajando en las sanciones pertinentes y destacaron su deseo desde el inicio de mantener una buena relación con todos los equipos y jugadores de Brasil. Pasados apenas un par de días, y luego de conversaciones entre las escuadras, se levantó el baneo y se informó que igualmente Riot Games observaría el caso en detalle.
Desde ese entonces el VALORANT Challengers LATAM continúo sus fechas sin modificaciones y, habiéndose mantenido invicto, KRÜ el Sábado tenía su especial enfrentamiento con Leviatán para asegurarse alguno de los dos su pase directo a la próxima etapa en México. El Viernes, justo un día antes del esperado encuentro, Riot publicó una nota oficial que notificaba la suspensión de keznit para el match del día siguiente. También se indicó que el jugador estará sujeto a un periodo de prueba de 6 meses y deberá completar un curso de profesionalismo.
¿Por qué hacemos esta nota?
En el comunicado, las propias palabras de los creadores de VALORANT fueron: “En febrero de 2022, durante una práctica no oficial entre KRÜ y Gamelanders, se produjo un conflicto escrito entre los jugadores de KRÜ y Gamelanders que incluyó ataques personales dirigidos a jugadores de ambos equipos”. Escribimos este pequeño artículo justamente porque no comprendemos por qué si se hace mención a un intercambio de desafortunados y agresivos comentarios de parte de ambos rosters, la sanción es para uno sólo de los lados. Precisamente cuando en el propio informe se describe que fue de parte de los dos.
Incomoda pensar que tal vez en estos casos haya una escalada de grados hacia los comentarios hirientes, fuertes y discriminatorios. O incluso, una mirada parcial entre lo que se dice en el propio juego o lo que continúa fuera, pero a la vista de todos, en las redes sociales. Si así fuese, estaríamos habilitando un descontrol pleno al mantener una postura en el in-game total de no ser penalizados y al finalizar hacer la catarsis correspondiente por Twitter, por ejemplo, sin preocuparse y preponderar los estándares que se esperan de los jugadores profesionales.
Tomamos este ejemplo porque nos llamó la atención, antes de leer la resolución completa, que se hubiese mantenido un silencio general hasta justo un día antes del partido más importante que los equipos enfrentarían. Hubo ocasiones anteriores para hacerlo y es sabido que eso alteraría a todos los integrantes del team, en eso no había sorpresas.
Por otro lado, realmente no sabemos lo que a la persona que tenemos enfrente la pueda llegar a afligir o a molestar, por eso si desde la organización consideran y expresan que hubo mensajes incorrectos en conjunto, no creo se pueda apañar de acuerdo a un criterio subjetivo. Alguien puede sentirse mortificado por señalizaciones, de la manera que sean, hacia su personalidad, nacionalidad, creencias, capacidades en el juego, familia, género, rasgos físicos, orientación sexual y así decenas de cuestiones más. Y tal vez no debería haber alguna que pese más que otra.
Esta experiencia, y su visualización, se dio puntualmente con estas organizaciones y equipos en el centro, pero no quita que pase en otras circunstancias con otras empresas y sus circuitos. En situaciones así donde se aclara que se actuó incorrectamente y está mal, está mal sin más, si así lo considera la producción, no habría margen para separar por criterios. Simplemente, el “está mal, pero no tan mal” de Guido Kaczka en un conflicto así resulta extraño y complejo.