Entre las políticas descartadas por Microsoft figura la necesidad de conectar la consola diariamente a Internet, restricciones en el mercado de segunda mano y bloqueo regional. Todo junto a un plan de préstamos familiares y la posibilidad de acceder a librerías digitales desde varias consolas, dos características que tampoco se llegaron a implementar.
“Creo que era la visión correcta”, comenta Mehdi. “Creo que un futuro digital para los juegos es el camino a seguir. Creo que donde fallamos es en que no dimos a los clientes la elección de si querían vender o prestar su disco. Si hubiésemos tenido más diálogo con nuestros fans, hubiésemos oído más alto y claro que esto era importante y hubiésemos cumplido ese futuro. […] Quién sabe, quizá los fans hubiesen dicho no, vamos a pasar del disco a cambio de esas características”.
Mehdi también se refirió a la polémica decisión de lanzar una versión de Xbox One sin Kinect en la caja. Esta maniobra ha permitido igualar el precio con PS4 y “desbloquear” un 10% más de potencia en Xbox One, sin embargo algunos desarrolladores se han sentido alienados por la repentina marcha atrás de Microsoft.
“Sin duda hay algunos desarrolladores que hacen juegos dedicados a Kinect a los que les gustaría seguir con ello, pero respecto al gran público llegamos a la conclusión de que si hacemos Xbox más accesible llevaremos más gente hacia el sistema, lo que con el tiempo crea una mejor plataforma para los desarrolladores. En última instancia lo que le importa a los desarrolladores es la mayor audiencia posible para sus juegos. La esperanza es que la gente se acerque a usar el sistema y se anime a comprar Kinect”.