“El ambicioso plan de Bungie está diseñado para extenderse a lo largo de un periodo de 10 años”, declara un portavoz de Activision. “La profundidad del contenido creativo, su alcance y su escala no tienen precedente y son un imperativo para llevar a la vida la visión de Bungie”.
El portavoz añade que la inversión en motores de nueva generación y una “robusta infraestructura secundaria son gastos que deberían reducir futuros costes de desarrollo de producto. A largo plazo, esperamos que los costes finales de los productos sigan la línea de otros títulos triple-A”.
Por su parte, el CEO de la compañía explicaba durante la conferencia Milken en Los Angeles: “Si vas a hacer una apuesta de 500 millones de dólares no puedes asumir ese riesgo con la IP de otro. Cada vez estamos poniendo más en juego”.
El multimillonario presupuesto de Destiny supera con creces a cualquier otra cifra del sector de los videojuegos e incluso a muchas producciones cinematográficas de Hollywood. A modo de comparación, el presupuesto final (incluyendo costes de promoción) de Grand Theft Auto V se sitúa entre los 200 y los 250 millones de dólares.
Varios analistas citados por Reuters determinan que Destiny tendrá que vender un mínimo de 15 millones de unidades para ofrecer rentabilidad a su distribuidora. Una apuesta arriesgada dentro de un entorno dominado por títulos free-to-play, smartphones y tabletas.
El trato firmado en 2010 entre Activision y Bungie durará una década y contempla el lanzamiento de varios DLCs para Destiny. El estudio retendrá los derechos intelectuales de la IP de ciencia ficción mientras que Activision poseerá la distribución mundial en exclusiva.