Adelman señala que la filosofía de Nintendo resulta en el estrangulamiento de muchas ideas que no se originan en la cúpula de organización, principalmente debido a la necesidad de convencer a múltiples grupos de forma unitaria. “Incluso el Sr. Iwata detestaba tomar una decisión que alienara a uno de los ejecutivos en Japón”.
“Todo esto no es necesariamente algo malo, pero puede ser muy ineficiente y consumir tiempo. El mayor riesgo en cualquier paso de ese proceso, es que si alguien sencillamente dice que no, la propuesta está muerta a todos los efectos. […] A nivel subsidiario, esto es todavía más pronunciado, ya que hay que completar este proceso antes en Nintendo América o Nintendo Europa”.
Junto a los problemas estructurales, Adelman sostiene que la cúpula de Nintendo ha perdido su conexión con la industria moderna de los videojuegos. Según el exempleado, los ejecutivos actuales de la Gran N se han “forjado durante los días de NES y SNES… así que adoptar cosas como el juego en línea, los sistemas de cuentas, las listas de amigos, así como entender el advenimiento de los juegos en PC ha sido un proceso lento”.
“A menudo, las ideas se derriban de forma prematura sencillamente porque la gente con poder de vetarlas no las entiende. La toma de riesgos generalmente no se recompensa. La lealtad a largo plazo es lo que se recompensa en última instancia, así que el camino más fácil es sencillamente mantener el rumbo”.
Por último, Adleman sentencia que Nintendo debería adoptar una estrategia más agresiva a la hora de atraer títulos third-party a sus sistemas. “Creo que necesitan invertir y absorber una parte del riesgo de los terceros que intentan adoptar las características de las plataformas Nintendo. […] Sony y Microsoft gastan mucho dinero asegurando exclusivas […] en grandes juegos, y dado que Nintendo no hace eso, las third-parties se centran en otros sistemas”.