BURDAGA! Cualquiera que haya tenido la primer generación de consolas Playstation recordará ese sonido. Y es que sí, el marsupial, mascota de la marca de consolas por mucho tiempo, nos dejó impregnado en nuestra niñez sus hazañas. Con ustedes, Crash Bandicoot.
Debo admitir que el corazón me estalló en aquel momento en la E3 de hace un año cuando apareció la sombra de Crash, con la música, un fondo caribeño y Wumpa fruits (les voy a llamar “manzanas” porque así lo hice mi vida entera) desplegadas por toda la arena. Si bien mi YO niño lo quería, lo ansiaba y lo esperaba desde hace eones, no veía posible que mi sueño se hiciera realidad (¿Por miedo a Activision quizás?). A pesar que el decorado fue solo para decir “Los escuchamos. Estamos en esto. Chau”, era más que suficiente para volcar todos los rumores de años.
En la era de los “refritos” (remasterizaciones), solo son algunos los títulos que sobreviven al bombardeo de los jugadores: “¿Quién lo pidió? ¿Nos van a cobrar 60 dólares por jugar con más pixeles? ¿Y encima no corre a 60 fps 4K estables?”. Es un ejemplo el caso de Crash Bandicoot, que si bien tuvo algunos comentarios negativos, se aceptó con mucho gusto su llegada e incluso se pidieron otros clásicos como Spyro The Dragon o Medievil. Por suerte, Activision no nos metió la mano en el bolsillo con una remasterización como lo ha hecho con Call Of Duty Modern Warfare, donde debíamos comprar la versión más completa (y cara) de todas para que incluya esta reliquia. En cambio, aquí nos dieron un juego realizado desde “cero”, ya que teóricamente no se utilizó el código de la vieja franquicia para construirlo (por eso no sería una remasterización, sino un remake) por un precio reducido y lógico para estos casos.
Hacer una review de una remasterización (sí, me voy a tomar el atrevimiento de llamarla así) puede que no sea difícil. ¿Los gráficos cambiaron? Sí. ¿La mecánica de juego cambió? No. ¿Pero qué pasa con el jugador? Existen dos reacciones posibles para aquel que jugó a esta saga cuando era pequeño: odiar lo nuevo, basándose en que “lo hecho, hecho está” y no tienen por qué revivir algo que solo su generación disfrutó para ver cómo los jugadores más precoces lo desechan por su dificultad; y los nostálgicos, a quienes les encantó la idea de poder revivir los juegos que disfrutaban en su PS1 y grababan sus partidas en la Memory Card de 8 MB, para lograr el 120% del progreso (YO!). Vamos a ver un poco cada punto de vista cuando enfoquemos los aspectos de esta “nueva” saga de Crash Bandicoot.
Trataré de hablar un poquito más sobre el juego, y no tanto sobre sus aspectos técnicos mejorados con la tecnología. Sin entrar en muchos detalles acerca de la historia de cómo Crash es… Crash, nos encontramos en las islas Wumpa, listos para comenzar la aventura en busca de terminar con los planes del malévolo Dr. Neo Cortex.
En lo referente a los gráficos, se puede apreciar claramente el lavado de cara que tuvieron los personajes, el ambiente, pero quizás no los menúes. Incluso la introducción del juego hace alusión a esto, mostrando como el Crash “viejo” y pixelado entra en una máquina de Vicarious Visions y se “mejora” al nuevo y sensual (?) Crash. El trabajo que realizaron es excelente y claramente es lo que más impresiona al momento de jugar al primer título de la saga. Por momentos puede incluso impresionar ver tan cambiados a algunos enemigos como Tiny Tiger o N. Gin (el muchachón con el cohete en la capocha), ya que el realismo que tienen en las expresiones y movimientos que realizan evolucionó a un punto en que es escalofriante.
Todo lo referente al audio se conservó. La banda sonora, los sonidos del spin de Crash, las manzanas revoleando por todos lados y las cajas destruidas. Incluso las voces son las mismas.
Ahora entremos en la jugabilidad. Dentro de las redes sociales hubo muchas quejas respecto a que el juego “era más difícil que la saga Souls” (específicamente hablando del primer título de Crash). Esto, según mi humilde opinión, se dió entre los más jóvenes que no experimentaron lo que fue jugar la saga en su consola original, donde el analógico no existía y se perdía la “diagonalidad” de los movimientos. Por supuesto, se le sumaba el hecho de que sí, el primer título efectivamente tenía una mayor dificultad que el resto de la trilogía: los saltos debían ser más precisos; las caídas se podían dar por cualquier pequeño acercamiento a un borde; las plataformas que nos transportan en muchas ocasiones, no tienen límites establecidos (entonces TAMBIEN nos podemos caer); nuestros giros son más revoltosos; y, lo peor de todo, no tenemos ninguna de las habilidades / destrezas que nos ayudan en las secuelas (como el agacharse, patinar para saltar más lejos, dar un panzazo, o todo aquel abanico que trae el Crash Warped).
Un aspecto nuevo de esta remasterización es la posibilidad de jugar en cualquier momento, y en cualquiera de las tres entregas, con Coco Bandicoot (la hermana nerd de Crash). No modifica en ningún punto la experiencia, sólo le da el toque femenino al jugar, y la forma de traerla es básicamente ir a una plataforma del tiempo, donde “activamos” la opción de elegirla antes de cualquier nivel. Es un agregado lindo, pero inútil.
Como dije antes, se nota que la saga se ablanda al pasar por cada entrega, dándole al jugador rookie la oportunidad de que sienta que no está trabado en ningún nivel. Primero, con la incorporación de saltos más largos y ataques verticales, y posteriormente (en la tercer entrega) con “habilidades” como la Manzanooka (JA! Podría patentarlo). Un detalle en relación a esto, es algo que quizás no noté cuando lo jugué de niño, pero aquí se hace evidente, y es que en Warped existe un nivel secreto accesible a través de otro en una carrera de motos, y en la remasterización dejan muy claro (con un pájaro que lo hace) el acceso al mismo. Entonces, ¿Se volvió más fácil el Crash? No crack, para nada. Vas a perder cientos de vidas.
Todos los easter eggs y trucos que conocíamos en la saga vuelven a hacer aparición, y para los fanáticos del coleccionismo, HAY PLATINO (sí, uno de los trofeos se consigue saltando sobre Polar gente).
Entonces, para cerrar, ¿Qué le faltaría a este Crash para ser un 10? Incorporar elementos nuevos. Sí, digo esto y pienso en cierta forma que me equivoco, pero no, le faltó tirarse a la pileta a VV y Activision. ¿Algún modo online quizás? ¿Un pequeño segmento cooperativo? Algo. Lo hecho, hecho está, y se agradeció que compartieran un nivel nunca terminado para PS1 de forma gratuita para esta edición; pero muchachos, nada les impedía hacer algo más.
Fanáticos de las plataformas, de la saga o de cualquier cosa que te llame a la nostalgia, compren este juego y disfruten con sus hijos, nietos, sobrinos o quien sea. Porque Crash volvió, y me encantaría preparar los motores para que volviera el Team Racing.