 |
| Plataforma: PC |
| Género: Roguelike | Cooperativo |
| Desarrollador: Windwalk Games |
| Editor: Team17 |
| Fecha de lanzamiento: 6 de febrero de 2025 (Acceso anticipado) |
| Precio: U$D 12,49 (STEAM) |
| Idioma: Voces en Inglés | Textos en Español e Inglés |
El género Roguelike (y su subgénero Roguelite) tiene grandes exponentes que vieron la luz los últimos años. Algunos más aceptados que otros, otros más amados, otros más odiados, pero ninguno resulta indiferente. Uno de los últimos grandes exponentes de este género fue Hades, que mezclaba una gran jugabilidad con mitología griega, algo irresistible para muchos. Windwalk Games toma esta premisa como musa inspiradora para su nuevo título, disponible en Acceso Anticipado en STEAM, Sworn.
Imagina un mundo donde Arturo, lejos de ser el héroe unificador de Camelot, se convierte en el gran antagonista. En Sworn, el rey legendario es el villano a derrocar, y sus caballeros se transforman en obstáculos letales que deberás superar para reclamar el reino. Es un concepto fresco y atrevido que nos sitúa en una base inspirada en el Castillo de Carmarthen, desde donde, con la ayuda de Merlín, exploraremos un universo repleto de figuras sacadas directamente de la mitología artúrica.
Pero Sworn no se queda solo en las fronteras de Camelot. El juego amplía su alcance al incorporar personajes del rico folclore británico, un toque que enriquece los encuentros con NPC y da vida a sus escenarios. Se nota la ambición de Windwalk por replicar lo que Hades logró con la mitología griega: tomar una base cultural conocida y darle un giro adictivo en forma de roguelite de acción. Y, en gran medida, lo están consiguiendo.
Como buen roguelite, cada muerte en Sworn te lleva de vuelta a la base, donde puedes personalizar tu estilo de juego. Hay cuatro clases disponibles: guerrero, mago, arquero y monje, cada una con opciones de armas y habilidades que te permiten experimentar hasta dar con tu combinación ideal. Desde allí, te lanzas a enfrentamientos que escalan en dificultad, enfrentándote a los secuaces de Arturo en un intento por limpiar su corrupción.
Los niveles son compactos, están plagados de trampas y te obligan a mantenerte en movimiento constante. Avanzas sala por sala, derrotando enemigos cada vez más duros, recogiendo recompensas y eligiendo tu ruta según lo que prefieras potenciar. Sí, las comparaciones con Hades son inevitables: el diseño de progresión y la tensión del combate tienen ese mismo ADN, pero Sworn lo adapta con personalidad propia.
El combate es sólido y dinámico. Probé las cuatro clases y cada una ofrece suficiente flexibilidad como para sentirse distinta, especialmente si te tomas el tiempo de ajustar tu equipo y habilidades al subir de nivel. Eso sí, no importa cómo juegues: esquivar, golpear y mantener la cabeza fría son claves para sobrevivir. Los enemigos, desde los más básicos hasta los jefes, te dan pistas sobre sus ataques, lo que hace que el desafío sea justo y dependa más de tu atención que de pura suerte.
Para devolver el golpe, cuentas con un arsenal básico que será el ataque ligeros, pesados y un hechizo, que se puede potenciar con bendiciones de dioses paganos. Así, lograremos que nuestro ataque pesado envenene o bien que nuestro esquiva haga caer fragmentos de hielo por nuestro camino. Estas mejoras, que se apilan a lo largo de la partida, te permiten crear builds devastadoras y personalizadas. Si además te unes a un amigo, el modo cooperativo (hasta cuatro jugadores) eleva la experiencia con más poderes y un desafío ajustado al grupo. En este aspecto es donde Sworn brilla: aunque se siente un descendiente directo de Hades, lo cierto es que el modo cooperativo le imuye una rejugabilidad adicional que no pasa desapercibida.
Visualmente, Sworn es un deleite. Los gráficos adoptan un estilo artístico que mezcla lo gótico con lo fantástico, con escenarios detallados que destilan una atmósfera medieval sombría. El Castillo de Carmarthen impresiona con sus muros de piedra desgastada y sus antorchas parpadeantes, mientras que los niveles de combate están llenos de pequeños detalles como niebla que se arremolina o destellos de luz entre los árboles que dan profundidad a cada rincón. Los enemigos, desde soldados corruptos hasta criaturas míticas, tienen diseños distintivos que reflejan su origen en el folclore, y los jefes destacan con animaciones fluidas que hacen que cada enfrentamiento se sienta épico. Todo esto se ve respaldado por una paleta de colores oscuros y terrosos, salpicada de destellos vibrantes cuando las bendiciones de los dioses entran en juego.
El sonido no se queda atrás y complementa a la perfección esta experiencia inmersiva. La banda sonora, con tonos orquestales y coros sutiles, evoca una sensación de grandeza trágica que encaja con el tono del juego. Los momentos de calma en la base tienen melodías más suaves, casi melancólicas, mientras que el combate se intensifica con percusiones y cuerdas que suben la adrenalina. Los efectos de sonido son otro punto fuerte: el choque de espadas, el zumbido de un hechizo cargándose o el rugido de un jefe al lanzar su ataque añaden peso a cada acción. Incluso los detalles más pequeños, como el eco de tus pasos en una sala vacía o el crujir de las trampas al activarse, están cuidados para meterte de lleno en este Camelot corrupto.
Tras varias horas con la versión de acceso anticipado, Sworn me tiene intrigado. Visualmente es impecable, el gameplay fluye y los cimientos están bien puestos. Sin embargo, no todo es perfecto. Algunos bugs rompen el ritmo y hay momentos en los que el juego se siente demasiado conservador, como si no terminara de arriesgarse a ser algo más grande. Windwalk tiene una joya en bruto, pero necesita pulirla y, quizás, atreverse a salir más de su zona de confort.
Aun así, estoy deseando ver cómo evoluciona este viaje. Sworn brilla especialmente en cooperativo, donde su espíritu de RPG de acción se desata por completo. Si te gustan los roguelites con personalidad y no te importa un poco de caos medieval, este título merece un sitio en tu radar. El Camelot oscuro de Windwalk está tomando forma, y el futuro parece prometedor.
